HABLEMOS DE LA BIBLIA, CON IRIT GREEN – Del maestro de coro, con la cítara de Gat. De Asaf.
¡Canten alegres a Dios, que es nuestra fuerza!
¡Alaben con gritos de alegría al Dios de Jacob!
Canten al son del pandero,
de la dulce arpa y del salterio.
Toquen la trompeta al llegar la luna nueva,
y también al llegar la luna llena,
que es el día de nuestra gran fiesta.
Porque éste es el mandamiento
que el Dios de Jacob dio a Israel;
es el mandato dado a José
cuando Dios salió contra Egipto.
Oí una voz que yo no conocía:
«Te he quitado la carga de los hombros,
te he aliviado del trabajo duro.
En tu angustia me llamaste, y te salvé;
te contesté desde la nube que tronaba;
te puse a prueba junto a las aguas de Meribá.
Escucha, pueblo mío, mi advertencia;
¡ojalá me obedezcas, Israel!
No tengas dioses extranjeros;
no adores dioses extraños.
Yo soy el Señor, tu Dios,
el que te sacó de la tierra de Egipto;
abre tu boca, y yo te satisfaré.
»Pero mi pueblo no quiso oírme;
¡Israel no quiso obedecerme!
Por eso los dejé seguir con su capricho,
y vivieron como mejor les pareció.
¡Si mi pueblo me hubiera escuchado!
¡Si Israel hubiera seguido mis caminos,
en un abrir y cerrar de ojos
yo habría humillado a sus enemigos
y castigado a sus contrarios!»
Los que odian al Señor caerían aterrados,
y su condenación quedaría sellada.
Dios alimentaría a su pueblo con lo mejor del trigo,
y con miel silvestre apagaría su sed.