Salmo 86: del Rey David al Señor del mundo

HABLEMOS DE LA BIBLIA, CON IRIT GREEN – Oración de David.
Señor, dígnate escucharme,
porque estoy muy triste y pobre;
protégeme, pues te soy fiel.
Tú eres mi Dios;
¡salva a este siervo tuyo que en ti confía!
Señor, ten compasión de mí,
que a ti clamo a todas horas.
Señor, alegra el ánimo de este siervo tuyo,
pues a ti dirijo mi oración.
Porque tú, Señor, eres bueno y perdonas;
eres todo amor con los que te invocan.
Señor, escucha mi oración,
¡atiende mi plegaria!
En mi angustia clamo a ti,
porque tú me respondes.
¡No hay dios comparable a ti, Señor!
¡No hay nada que iguale a tus obras!
Oh Señor,
tú has formado a todas las naciones,
y ellas vendrán a ti para adorarte
y para glorificar tu nombre.
Porque sólo tú eres Dios;
¡tú eres grande y haces maravillas!
Oh Señor, enséñame tu camino,
para que yo lo siga fielmente.
Haz que mi corazón honre tu nombre.
Mi Señor y Dios,
te alabaré con todo el corazón
y glorificaré siempre tu nombre.
¡Inmenso es tu amor por mí!
¡Me has librado de caer en el sepulcro!
Oh Dios,
una banda de insolentes y violentos,
que no te tienen presente,
se han puesto en contra mía y quieren matarme.
Pero tú, Señor,
eres Dios tierno y compasivo,
paciente, todo amor y verdad.
Mírame, ¡ten compasión de mí!
¡Salva a este siervo tuyo! ¡Dale tu fuerza!
Dame una clara prueba de tu bondad,
y que al verla se avergüencen los que me odian.
¡Tú, Señor, me das ayuda y consuelo!

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