LOS PASOS DE SEFARAD EN EL NUEVO MUNDO – Don Nicolás Salcedo, José del Carmen Salcedo Suri, Jacob J. Senior, Joaquín Batis, Jacob Cortissoz Pinto y Ernesto Cortissoz Álvarez-Correa son nombres que dejaron huella en la Barranquilla de principios del siglo XX y de Colombia en general. Asimismo, para 1922 Jacob Cortissoz estableció una sociedad de negocios con el industrial y banquero Mortimer de Lima, constituyeron la compañía De Lima, Correa y Cortissoz inc., que funcionó como corresponsal del Crédito Mercantil en los Estados Unidos. La familia Cortissoz incursionó en actividades mercantiles como la fabricación de fósforos, aserríos y el acueducto de Barranquilla que impulsó Jacob Cortissoz Pinto y el transporte aéreo que su hijo Ernesto inmortalizó en Colombia, Latinoamérica y el mundo. El acueducto de Barranquilla se inauguró en 1880 y fue en aquel entonces el más moderno en Colombia. Jacob Cortissoz y Ramón B. Jimeno, asociados con miembros de la comunidad sefardí y otros barranquilleros, emprendieron la gran tarea. De la Compañía de Acueducto de Barranquilla Jacob Cortissoz fue elegido presidente de la junta directiva y Jacob Curiel secretario. En 1870 se fundó el Club del Comercio de Barranquilla de la mano de Martín Wessels –un judío alemán, uno de los constructores del ferrocarril a Sabanilla-; y Elias Pellet –cónsul de los Estados Unidos–, entre otros. Para 1882, Cortissoz Pinto junto con 34 socios, inauguraron el segundo club social de la ciudad: el Club Barranquilla. El hijo de Cortissoz, Ernesto, sucedió a su padre (que se estableció en Nueva York) con tan solo 23 años y fundó junto a otros empresarios empresas como La Cervecería de Bolívar, The Walkers Brewing and Ice Making Co. Ltd. y los Almacenes Generales de Colombia. El mayor logro de Ernesto Cortissoz sería la creación, junto a dos pilotos alemanes y empresarios nacionales, de la Sociedad Colombo-Alemana de Transportes Aéreos (SCADTA), la primera compañía comercial de transporte aéreo del Nuevo Mundo y la segunda aerolínea más antigua del mundo. El ingeniero alemán Werner Kaemmerer propuso la creación de una compañía que conectara puntos de la costa colombiana y el interior del país, e incluso comunicar a Colombia con el exterior. Ernesto convenció a su tío Jacob Álvarez-Correa y otros empresarios para que apostaran por esta visionaria idea de compañía. Fue así como el 5 de diciembre de 1919, con dos hidroaviones de la Primera Guerra Mundial, se estableció esta nueva empresa. Lamentablemente, el 8 de julio de 1924, el hidroavión Tolima, comandado por un ex piloto de la fuerza aérea del Imperio Alemán Hellmuth von Kron, se precipitó a tierra y se estrelló contra una casa, dándole fin a la vida de su pasajero: don Ernesto Cortissoz Álvarez-Correa de 39 años, entonces presidente fundador de Scadta –hoy Avianca– y tan reconocida personalidad de la ciudad. En su honor el aeropuerto de Barranquilla lleva su nombre.
Scadta: la primera aerolínea comercial del continente americano
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