Sebastián y Elena de Romero Radigales, con su nieta Elena Colitto-Castelli

SHOÁ AHORA – “Mis abuelos se habían desplazado a un campo de concentración próximo a Atenas donde un grupo de cautivos sefardíes debía ser transferido por los alemanes en un tren con destino incierto.Con el pretexto de saludar a las mujeres y entregarles algunos víveres para el trayecto, mi abuela pidió que secretamente le confiaran las joyas y objetos de valor que ella misma fue introduciendo en distintos saquitos con el nombre de cada una de sus propietarias introduciendo todos en una gran bolsa. Posteriormente su contenido fue depositado por mi abuelo en la caja de seguridad de un banco, con el fin de que a su retorno pudieran recuperar sus joyas…”

“Todos en el Consulado de España, desde el cónsul y su esposa hasta el último empleado, se movilizaron para ayudarnos. A todos, a los judíos españoles pero también a los judíos griegos. Incluso extendieron pasaportes falsos para así protegernos. Sebastián de Romero Radigales fue una de las mejores personas que he conocido. Mis padres eran buenos amigos de Sebastián y de su esposa Elena. A menudo iba al consulado para jugar con su hija Irene”.“Se llevaron a mi padre y le dijeron a mi madre que a última hora de la mañana teníamos que estar en la sinagoga. Pocas horas después, Elena de Romero Radigales, llegó a nuestra casa y trató de convencer a mi madre de que me dejara ir con ella al consulado. La idea era que, en caso de que mis padres no regresaran tras la guerra, yo me quedaría con ella. Mi madre dudó…” “Una vez llegadas a la Sinagoga, mi madre y yo nos quedamos en el coche que, como era propiedad del consulado, estaba bajo jurisdicción española y Elena fue a buscar a mi padre. Su respuesta fue negativa y quiero explicar por qué. Mi padre había llegado a saber que el grupo de 367 sefardíes de Salónica, en febrero de 1944, había sido repatriado de Bergen Belsen a España y, por esto, pensó que los grupos de sefardíes de Atenas tendrían la misma suerte. Estaba equivocado!” Lola Hassid Francés.

Elena Colitto- Castelli, la nieta del Justo entre las Naciones español Sebastián de Romero Radigales y su esposa Elena, comparte con nosotros episodios de la labor humanitaria de sus abuelos, transmitidos por su madre Irene de Romero junto con el testimonio de la sobreviviente Lola Hassid y nos traslada a los terribles tiempos de la ocupación nazi de Grecia.

El Instituto Cervantes de Roma fue el escenario de un emotivo homenaje -en el que también se recordó a Ángel Sanz Brizdel que formó parte también el Centro Sefarad Israel tan implicado en el reconocimiento por parte de Yad Vashem de Romero Radigales como justo, como Isaac Revah, que salvó su vida gracias a la intervención del diplomático español. Elena nos transmite en esta entrevista sus recuerdos, su emoción y orgullo, un orgullo que compartimos todos los españoles.

Scroll al inicio