Sefarad: exilio y clandestinidad (19ª parte): la muerte de Sabetai Sevi (y V)
MILÍM: LA HISTORIA DE LAS DIÁSPORAS, CON ALICIA BENMERGUI – Después de su conversión y hasta 1672, Sabetai vivió entre Adrianópolis y Constantinopla, llevando una doble vida. Cumplía con todos los preceptos exigidos a un musulmán, pero mantuvo muchos rituales judíos. El grupo que le seguía estaba compuesto por judíos conversos al Islam que mantenían su judaísmo, basado en el shabetismo, en absoluto secreto. Según el historiador Gershon Scholem, en sus períodos de exaltación mantenía un estilo de vida disoluto. Su conducta ambivalente con respecto a la observancia del Islam y la vida libertina a la que se entregaba provocaron denuncias por parte de judíos y musulmanes. Fue apresado en Constantinopla en agosto de 1672: las autoridades dudaron entre ejecutarlo o deportarlo, hasta que finalmente el Gran Visir decidió exiliarlo en Albania, en enero de 1673. Allí gozaba de una libertad restringida que le permitió recibir visitas de sus seguidores disfrazados de musulmanes. A la muerte de Sara, su mujer, en 1674 volvió a casarse con Ester, la hija de un respetado rabino de Salónica, Yosef Filosof, y también uno de sus fervorosos seguidores. Murió repentinamente poco después de haber cumplido 50 años, el día de Yom Kipur, el 17 de septiembre de 1676. En su última carta, escrita a unos amigos que vivían en una ciudad cercana, unas seis semanas antes de su muerte, les pedía que le enviaran el libro de oraciones de Rosh Hashaná (Año Nuevo) y Yom Kipur (Día del Perdón).
El historiador Scholem nos cuenta que la muerte de Sabetai pasó inadvertida para el mundo judío ajeno a su grupo de seguidores, muchos de los cuales hicieron un examen de conciencia abandonando rápidamente su adhesión a esta herejía. Uno de ellos fue su hermano Elías que se había convertido al Islam, retornó al judaísmo y a Esmirna. En Turquía, Italia y Polonia (especialmente en Lituania) aparecieron importantes líderes y falsos profetas que se presentaban como sucesores de Sabetai. Había numerosos creyentes en Marruecos y en el Kurdistán, los grupos más numerosos del Imperio Otomano se encontraban en Salónica, Esmirna y Constantinopla. El movimiento también sobrevivió en las comunidades balcánicas, donde muchos de los integrantes de tribunales rabínicos eran secretos adherentes a la secta. Con el paso del tiempo se fue desdibujando el personaje real y fue sustituido por el mito del Sabetai. La creencia en esta herejía que él había creado continuó entre numerosos grupos en diferentes regiones, en los siglos posteriores y de todo esto hablaremos más adelante, porque esta historia continúa…