Sefarad: exilio y clandestinidad (20ª parte): en Europa Oriental

MILÍM: LA HISTORIA DE LAS DIÁSPORAS, CON ALICIA BENMERGUI – Cuando los judíos ibéricos fueron expulsados de la península, no se establecieron en las regiones de Europa oriental; su presencia fue escasa por esas tierras, salvo en Rumania donde los había en mayor número. Uno de los sitios más importantes donde se instalaron a partir del siglo XVI mayoritariamente fue en el Imperio Otomano, donde convivían con los judíos de otras comunidades, los italianos, griegos o romaniotas y también árabes y persas. Durante dos siglos, los judíos turcos y españoles se destacaron en el comercio internacional en Europa Oriental a lo largo de las rutas que unían los centros comerciales de Salónica y Estambul a Gdansk, Leipzig y Frankfurt en las partes central y norte de Europa. Junto con los competidores armenios, griegos y turcos, viajaron desde el mar Egeo a través de Belgrado y Buda (Budapest) hasta Pressburg (Bratislava) y Cracovia. Al este, las “rutas tártaras”, más cortas pero arriesgadas, unían Kaffa (Feodosiya), Cetatea Albă (Belgorod Dnestrovski) y Chilia (Kiliya) en el Mar Negro, a lo largo de los ríos Dniester y Siret en Moldavia, hasta el centro comercial de Lwówy hacia el este, a Kiev y Novgorod en Rusia o hacia el oeste a Kraków, Leipzig, y Gdańsk.
Entre estos comerciantes destacaba Joseph Nasi (1524 – 1579), duque de Naxos. Nacido como converso en Lisboa de una importante familia mercantil, se trasladó en 1537 a Amberes y luego a Italia. Después de haberse instalado en 1554 en Estambul, donde regresó al judaísmo, Nasi fue consejero personal y diplomático de Selim II, encargado de las negociaciones de paz con Polonia en 1562. A cambio, se le concedieron extensas concesiones comerciales con Polonia. Sus agentes se establecieron en Lwów, desarrollando una amplia red de sucursales a lo largo del camino hacia el sur; sus rastros pueden todavía ser documentados en ciudades y ciudades a través de Polonia meridional, Ucrania Occidental y Rumania del este. Tras la derrota de Hungría en Mohács en 1526, Transilvania se convirtió en región autónoma bajo la “suzerainidad” turca, con Hungría meridional y central incorporada en el Imperio Otomano. La situación de los judíos cambió drásticamente: se les concedieron los mismos derechos que en el resto del imperio. Muchos sefardíes emigraron entonces a la región, principalmente desde Estambul, Salónica y Belgrado. Buda (Budon, en las fuentes sefardíes) era el centro judío más importante, con comunidades ashkenazíes y sefardíes. En la segunda mitad del siglo XVII, Buda se convirtió en el principal punto de contacto entre los judíos orientales y occidentales, abriendo el camino a la influencia sefardí en la judería húngara. Esta historia continúa…

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