UN BACARI SUELTO EN ISRAEL – Ser un perro en Israel se parece a otras cosas de Israel. Por ejemplo, como en el propio ejército, hay dos minorías que no suelen relacionarse con ellos: árabes y judíos ultraortodoxos. Sin embargo, otras zonas, como Tel Aviv, son muy “dog friendly” e incluso tienen sus propias playas donde compartir carreras mientras amos y amas disfrutan del mar. Otros tienen una vida más sacrificada al servicio de la policía y otros cuerpos de seguridad, pero en pocos países (¿hay algún otro?) aquellos que han luchado junto a los soldados cuentan con un cementerio propio, incluido un acto anual de recordación. Quizás, pese a la intención difamadora de la expresión, ser un “perro judío” no sea algo nada malo; al menos si se es el perro de un judío israelí.