Shoftím, con el rabino Moshé Bendahan
PARASHÁ – 16:18 Jueces y oficiales pondrás en todas tus ciudades que Dios tu Dios te dará en tus tribus, los cuales juzgarán al pueblo con justo juicio.
16:19 No tuerzas el derecho; no hagas acepción de personas, ni tomes soborno; porque el soborno ciega los ojos de los sabios, y pervierte las palabras de los justos.
16:20 La justicia, la justicia seguirás, para que vivas y heredes la tierra que Dios tu Dios te da.
16:21 No plantarás ningún árbol para Asera cerca del altar de Dios tu Dios, que tú te habrás hecho,
16:22 ni te levantarás estatua, lo cual aborrece Dios tu Dios.
Capítulo 17
17:1 No ofrecerás en sacrificio a Dios tu Dios, buey o cordero en el cual haya falta o alguna cosa mala, pues es abominación a Dios tu Dios.
17:2 Cuando se hallare en medio de ti, en alguna de tus ciudades que Dios tu Dios te da, hombre o mujer que haya hecho mal ante los ojos de Dios tu Dios traspasando su pacto,
17:3 que hubiere ido y servido a dioses ajenos, y se hubiere inclinado a ellos, ya sea al sol, o a la luna, o a todo el ejército del cielo, lo cual yo he prohibido;
17:4 y te fuere dado aviso, y después que oyeres y hubieres indagado bien, la cosa pareciere de verdad cierta, que tal abominación ha sido hecha en Israel;
17:5 entonces sacarás a tus puertas al hombre o a la mujer que hubiere hecho esta mala cosa, sea hombre o mujer, y los apedrearás, y así morirán.
17:6 Por dicho de dos o de tres testigos morirá el que hubiere de morir; no morirá por el dicho de un solo testigo.
17:7 La mano de los testigos caerá primero sobre él para matarlo, y después la mano de todo el pueblo; así quitarás el mal de en medio de ti.
17:8 Cuando alguna cosa te fuere difícil en el juicio, entre una clase de homicidio y otra, entre una clase de derecho legal y otra, y entre una clase de herida y otra, en negocios de litigio en tus ciudades; entonces te levantarás y recurrirás al lugar que Dios tu Dios escogiere;
17:9 y vendrás a los sacerdotes levitas, y al juez que hubiere en aquellos días, y preguntarás; y ellos te enseñarán la sentencia del juicio.
17:10 Y harás según la sentencia que te indiquen los del lugar que Dios escogiere, y cuidarás de hacer según todo lo que te manifiesten.
17:11 Según la ley que te enseñen, y según el juicio que te digan, harás; no te apartarás ni a diestra ni a siniestra de la sentencia que te declaren.
17:12 Y el hombre que procediere con soberbia, no obedeciendo al sacerdote que está para ministrar allí delante de Dios tu Dios, o al juez, el tal morirá; y quitarás el mal de en medio de Israel.
17:13 Y todo el pueblo oirá, y temerá, y no se ensoberbecerá.
17:14 Cuando hayas entrado en la tierra que Dios tu Dios te da, y tomes posesión de ella y la habites, y digas: Pondré un rey sobre mí, como todas las naciones que están en mis alrededores;
17:15 ciertamente pondrás por rey sobre ti al que Dios tu Dios escogiere; de entre tus hermanos pondrás rey sobre ti; no podrás poner sobre ti a hombre extranjero, que no sea tu hermano.
17:16 Pero él no aumentará para sí caballos, ni hará volver al pueblo a Egipto con el fin de aumentar caballos; porque Dios os ha dicho: No volváis nunca por este camino.
17:17 Ni tomará para sí muchas mujeres, para que su corazón no se desvíe; ni plata ni oro amontonará para sí en abundancia.
17:18 Y cuando se siente sobre el trono de su reino, entonces escribirá para sí en un libro una copia de esta ley, del original que está al cuidado de los sacerdotes levitas;
17:19 y lo tendrá consigo, y leerá en él todos los días de su vida, para que aprenda a temer a Dios su Dios, para guardar todas las palabras de esta ley y estos estatutos, para ponerlos por obra;
17:20 para que no se eleve su corazón sobre sus hermanos, ni se aparte del mandamiento a diestra ni a siniestra; a fin de que prolongue sus días en su reino, él y sus hijos, en medio de Israel.
Capítulo 18
18:1 Los sacerdotes levitas, es decir, toda la tribu de Leví, no tendrán parte ni heredad en Israel; de las ofrendas quemadas a Dios y de la heredad de él comerán.
18:2 No tendrán, pues, heredad entre sus hermanos; Dios es su heredad, como él les ha dicho.
18:3 Y este será el derecho de los sacerdotes de parte del pueblo, de los que ofrecieren en sacrificio buey o cordero: darán al sacerdote la espaldilla, las quijadas y el cuajar.
18:4 Las primicias de tu grano, de tu vino y de tu aceite, y las primicias de la lana de tus ovejas le darás;
18:5 porque le ha escogido Dios tu Dios de entre todas tus tribus, para que esté para administrar en el nombre de Dios, él y sus hijos para siempre.
18:6 Y cuando saliere un levita de alguna de tus ciudades de entre todo Israel, donde hubiere vivido, y viniere con todo el deseo de su alma al lugar que Dios escogiere,
18:7 ministrará en el nombre de Dios su Dios como todos sus hermanos los levitas que estuvieren allí delante de Dios.
18:8 Igual ración a la de los otros comerá, además de sus patrimonios.
18:9 Cuando entres a la tierra que Dios tu Dios te da, no aprenderás a hacer según las abominaciones de aquellas naciones.
18:10 No sea hallado en ti quien haga pasar a su hijo o a su hija por el fuego, ni quien practique adivinación, ni agorero, ni sortílego, ni hechicero,
18:11 ni encantador, ni adivino, ni mago, ni quien consulte a los muertos.
18:12 Porque es abominación para con Dios cualquiera que hace estas cosas, y por estas abominaciones Dios tu Dios echa estas naciones de delante de ti.
18:13 Perfecto serás delante de Dios tu Dios.
18:14 Porque estas naciones que vas a heredar, a agoreros y a adivinos oyen; mas a ti no te ha permitido esto Dios tu Dios.
18:15 Profeta de en medio de ti, de tus hermanos, como yo, te levantará Dios tu Dios; a él oiréis;
18:16 conforme a todo lo que pediste a Dios tu Dios en Horeb el día de la asamblea, diciendo: No vuelva yo a oír la voz de Dios mi Dios, ni vea yo más este gran fuego, para que no muera.
18:17 Y Dios me dijo: Han hablado bien en lo que han dicho.
18:18 Profeta les levantaré de en medio de sus hermanos, como tú; y pondré mis palabras en su boca, y él les hablará todo lo que yo le mandare.
18:19 Mas a cualquiera que no oyere mis palabras que él hablare en mi nombre, yo le pediré cuenta.
18:20 El profeta que tuviere la presunción de hablar palabra en mi nombre, a quien yo no le haya mandado hablar, o que hablare en nombre de dioses ajenos, el tal profeta morirá.
18:21 Y si dijeres en tu corazón: ¿Cómo conoceremos la palabra que Dios no ha hablado?;
18:22 si el profeta hablare en nombre de Dios, y no se cumpliere lo que dijo, ni aconteciere, es palabra que Dios no ha hablado; con presunción la habló el tal profeta; no tengas temor de él.
Capítulo 19
19:1 Cuando Dios tu Dios destruya a las naciones cuya tierra Dios tu Dios te da a ti, y tú las heredes, y habites en sus ciudades, y en sus casas;
19:2 te apartarás tres ciudades en medio de la tierra que Dios tu Dios te da para que la poseas.
19:3 Arreglarás los caminos, y dividirás en tres partes la tierra que Dios tu Dios te dará en heredad, y será para que todo homicida huya allí.
19:4 Y este es el caso del homicida que huirá allí, y vivirá: aquel que hiriere a su prójimo sin intención y sin haber tenido enemistad con él anteriormente;
19:5 como el que fuere con su prójimo al monte a cortar leña, y al dar su mano el golpe con el hacha para cortar algún leño, saltare el hierro del cabo, y diere contra su prójimo y éste muriere; aquél huirá a una de estas ciudades, y vivirá;
19:6 no sea que el vengador de la sangre, enfurecido, persiga al homicida, y le alcance por ser largo el camino, y le hiera de muerte, no debiendo ser condenado a muerte por cuanto no tenía enemistad con su prójimo anteriormente.
19:7 Por tanto yo te mando, diciendo: Separarás tres ciudades.
19:8 Y si Dios tu Dios ensanchare tu territorio, como lo juró a tus padres, y te diere toda la tierra que prometió dar a tus padres,
19:9 siempre y cuando guardares todos estos mandamientos que yo te prescribo hoy, para ponerlos por obra; que ames a Dios tu Dios y andes en sus caminos todos los días; entonces añadirás tres ciudades más a estas tres,
19:10 para que no sea derramada sangre inocente en medio de la tierra que Dios tu Dios te da por heredad, y no seas culpado de derramamiento de sangre.
19:11 Pero si hubiere alguno que aborreciere a su prójimo y lo acechare, y se levantare contra él y lo hiriere de muerte, y muriere; si huyere a alguna de estas ciudades,
19:12 entonces los ancianos de su ciudad enviarán y lo sacarán de allí, y lo entregarán en mano del vengador de la sangre para que muera.
19:13 No le compadecerás; y quitarás de Israel la sangre inocente, y te irá bien.
19:14 En la heredad que poseas en la tierra que Dios tu Dios te da, no reducirás los límites de la propiedad de tu prójimo, que fijaron los antiguos.
19:15 No se tomará en cuenta a un solo testigo contra ninguno en cualquier delito ni en cualquier pecado, en relación con cualquiera ofensa cometida. Sólo por el testimonio de dos o tres testigos se mantendrá la acusación.
19:16 Cuando se levantare testigo falso contra alguno, para testificar contra él,
19:17 entonces los dos litigantes se presentarán delante de Dios, y delante de los sacerdotes y de los jueces que hubiere en aquellos días.
19:18 Y los jueces inquirirán bien; y si aquel testigo resultare falso, y hubiere acusado falsamente a su hermano,
19:19 entonces haréis a él como él pensó hacer a su hermano; y quitarás el mal de en medio de ti.
19:20 Y los que quedaren oirán y temerán, y no volverán a hacer más una maldad semejante en medio de ti.
19:21 Y no le compadecerás; vida por vida, ojo por ojo, diente por diente, mano por mano, pie por pie.
Capítulo 20
20:1 Cuando salgas a la guerra contra tus enemigos, si vieres caballos y carros, y un pueblo más grande que tú, no tengas temor de ellos, porque Dios tu Dios está contigo, el cual te sacó de tierra de Egipto.
20:2 Y cuando os acerquéis para combatir, se pondrá en pie el sacerdote y hablará al pueblo,
20:3 y les dirá: Oye, Israel, vosotros os juntáis hoy en batalla contra vuestros enemigos; no desmaye vuestro corazón, no temáis, ni os azoréis, ni tampoco os desalentéis delante de ellos;
20:4 porque Dios vuestro Dios va con vosotros, para pelear por vosotros contra vuestros enemigos, para salvaros.
20:5 Y los oficiales hablarán al pueblo, diciendo: ¿Quién ha edificado casa nueva, y no la ha estrenado? Vaya, y vuélvase a su casa, no sea que muera en la batalla, y algún otro la estrene.
20:6 ¿Y quién ha plantado viña, y no ha disfrutado de ella? Vaya, y vuélvase a su casa, no sea que muera en la batalla, y algún otro la disfrute.
20:7 ¿Y quién se ha desposado con mujer, y no la ha tomado? Vaya, y vuélvase a su casa, no sea que muera en la batalla, y algún otro la tome.
20:8 Y volverán los oficiales a hablar al pueblo, y dirán: ¿Quién es hombre medroso y pusilánime? Vaya, y vuélvase a su casa, y no apoque el corazón de sus hermanos, como el corazón suyo.
20:9 Y cuando los oficiales acaben de hablar al pueblo, entonces los capitanes del ejército tomarán el mando a la cabeza del pueblo.
20:10 Cuando te acerques a una ciudad para combatirla, le intimarás la paz.
20:11 Y si respondiere: Paz, y te abriere, todo el pueblo que en ella fuere hallado te será tributario, y te servirá.
20:12 Mas si no hiciere paz contigo, y emprendiere guerra contigo, entonces la sitiarás.
20:13 Luego que Dios tu Dios la entregue en tu mano, herirás a todo varón suyo a filo de espada.
20:14 Solamente las mujeres y los niños, y los animales, y todo lo que haya en la ciudad, todo su botín tomarás para ti; y comerás del botín de tus enemigos, los cuales Dios tu Dios te entregó.
20:15 Así harás a todas las ciudades que estén muy lejos de ti, que no sean de las ciudades de estas naciones.
20:16 Pero de las ciudades de estos pueblos que Dios tu Dios te da por heredad, ninguna persona dejarás con vida,
20:17 sino que los destruirás completamente: al heteo, al amorreo, al cananeo, al ferezeo, al heveo y al jebuseo, como Dios tu Dios te ha mandado;
20:18 para que no os enseñen a hacer según todas sus abominaciones que ellos han hecho para sus dioses, y pequéis contra Dios vuestro Dios.
20:19 Cuando sities a alguna ciudad, peleando contra ella muchos días para tomarla, no destruirás sus árboles metiendo hacha en ellos, porque de ellos podrás comer; y no los talarás, porque el árbol del campo no es hombre para venir contra ti en el sitio.
20:20 Mas el árbol que sepas que no lleva fruto, podrás destruirlo y talarlo, para construir baluarte contra la ciudad que te hace la guerra, hasta sojuzgarla.
Capítulo 21
21:1 Si en la tierra que Dios tu Dios te da para que la poseas, fuere hallado alguien muerto, tendido en el campo, y no se supiere quién lo mató,
21:2 entonces tus ancianos y tus jueces saldrán y medirán la distancia hasta las ciudades que están alrededor del muerto.
21:3 Y los ancianos de la ciudad más cercana al lugar donde fuere hallado el muerto, tomarán de las vacas una becerra que no haya trabajado, que no haya llevado yugo;
21:4 y los ancianos de aquella ciudad traerán la becerra a un valle escabroso, que nunca haya sido arado ni sembrado, y quebrarán la cerviz de la becerra allí en el valle.
21:5 Entonces vendrán los sacerdotes hijos de Leví, porque a ellos escogió Dios tu Dios para que le sirvan, y para bendecir en el nombre de Dios; y por la palabra de ellos se decidirá toda disputa y toda ofensa.
21:6 Y todos los ancianos de la ciudad más cercana al lugar donde fuere hallado el muerto lavarán sus manos sobre la becerra cuya cerviz fue quebrada en el valle;
21:7 y protestarán y dirán: Nuestras manos no han derramado esta sangre, ni nuestros ojos lo han visto.
21:8 Perdona a tu pueblo Israel, al cual redimiste, oh Dios; y no culpes de sangre inocente a tu pueblo Israel. Y la sangre les será perdonada.
21:9 Y tú quitarás la culpa de la sangre inocente de en medio de ti, cuando hicieres lo que es recto ante los ojos de Dios.