MAHLER: EL COMPOSITOR NACIONALISTA DE LA ASIMILACIÓN – Un decenio más tarde, reponemos el ciclo que dedicamos a lo que hoy ya son 160 años del nacimiento y 110 de la muerte del genial director de orquesta y compositor Gustav Mahler. En esta ocasión, con otra de sus monumentales sinfonías, la Nº 4, compuesta en torno a 1900 – 1901, en cuyo el cuarto movimiento (Das himmlische Leben, La Vida Celestial) se retoma del quinto lied del ciclo Des Knaben Wunderhorn escrito en 1892. Este movimiento debía formar parte, en un principio, de su tercera sinfonía (siendo este un séptimo movimiento que luego fue suprimido). Mahler decidió, entonces, hacer de este el final de su cuarta sinfonía y concibió los tres primeros movimientos en función del que ya tenía. Se estrenó bajo su dirección en Múnich el 25 de noviembre de 1901, con la Orquesta Kaim (predecesora de la actual Filarmónica de la ciudad) y la soprano Margarete Michalek, con relativamente poco éxito. En octubre de 1904 la sinfonía se estrenó en Ámsterdam, con la Orquesta del Concertgebouw, interpretándose dos veces: una dirigida por Mahler y otra por el director del conjunto, Willem Mengelberg. Su evolución armónica se considera un preludio de la música del siglo XX. La oímos interpretada por la Philarmonia Orchestra dirigida por Giuseppe Sinopoli en 1993, y con Edita Gruberova como solista, siendo sus movimientos Bedächtig. Nicht Eilen; In Gemächlicher Bewegung. Ohne Hast; Ruhevoll; y Sehr Behaglich.
Sinfonía Nº 4, por Sinopoli y la Philarmonia Orchestra
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