Tarazona
SEFARAD PASO A PASO – Anun Barriuso y José Manuel Laureiro, estudiosos de la cultura judía en España, son Presidente y Vicepresidenta de Tarbut Sefarad Madrid. Ambos investigan desde hace años los vestigios y orígenes judíos de lugares de Palencia, Cantabria y Burgos, principalmente, y son autores del libro El Norte de Sefarad y de otros importantes estudios e investigaciones sobre los b´nei anusim, judeoconversos, que fueron obligados a la conversión, pero que siguieron conservando su judaísmo hasta nuestros días.
Tarazona se encuentra situada en la provincia de Zaragoza, en Aragón, a 84 kilómetros de ésta y a 298 de Madrid. Es la capital de la comarca de Somontano de Moncayo y para acceder a ella tenemos que tomar la Nacional 122, encontrándose entre las localidades de Borja y Ágreda.
La población judía en la antigua Turiaso, no está documentada, pero tal vez existió una pequeña comunidad. Sí podemos asegurar esta presencia en la época de la dominación musulmana.
Va a ser Benjamín bar Jonás de Tudela, nacido hacia 1130 y uno de los más famosos viajeros medievales, el que en su Séller Masa, ot o Libro de Viajes, nos dé una reseña de Tarazona.
Así podemos saber que la aljama había recibido un fuerte impulso con la conquista de Alfonso I, que donó los derechos tributarios y mercantiles sobre los judíos al obispo.
Durante la llamada “Edad de Oro” (1213-1283), la judería vive una etapa floreciente, destacando dos personajes cruciales: Por un lado, Moshé de Portella, que debido a la influencia cultural árabe, firmaba con el sobrenombre de Muça.
Muça de Portiella y sus hermanos, no sólo ocupaban cargos en la recaudación de impuestos, sino que estaba a su cargo la reparación y fortificación de los castillos fronterizos con Castilla y Navarra.
Pero además el propio Muça administraba los bienes de los obispados, los castillos e incluso los bienes de los nobles.
En esta época las presiones sobre los monarcas para que los judíos sean expulsados de los cargos de la administración eran enormes, a pesar de ello el monarca nombró a Muça “oficial de la Casa privaba del rey”, aunque en la práctica actuó como gestor de las finanzas del reino de Aragón.
En 1286 es asesinado Muça de Portiella y el nuevo rey Alfonso III confisca los bienes de la familia Portiella para contribuir a la conquista de Menorca. Posteriormente dichos bienes fueron devueltos e incluso uno de sus hermanos llegó a ser administrador del infante Don Pedro, hermano del rey, llegando el siguiente monarca aragonés a nombrarle “rab” de los judíos del Reino de Aragón.
La familia después del asesinato de Muça abandonó Tarazona para establecerse en una ladera cerca de Borja y cuando son expulsados los judíos de la administración de la Corona de Aragón, pasan al reino de Navarra.
Por otro lado, aunque no es nacido en Tarazona, es importante el médico Sem Tob ben Yihsaq ibn Saprut.
Disputó en Pamplona en 1375 con el cardenal Luna, futuro papa Benedicto XIII. En Tarzona escribe su obra polémica `Eben Bohan, contra el converso Abner de Burgos, además realizó varios estudios sobre comentarios bíblicos de Abraham ibn Ezra, así como al Canon de Avicena. Escribió asimismo el Pardes rimonim sobre las “Haggadot del Talmud”.
Pero Tarazona, aparece en la historia también, por ser la sede de las Cortes aragonesas en dos ocasiones, en 1283, en la que los estados presentan quejas contra los recaudadores judíos acusándolos de “ altivez y violencia”.
El rey Pedro III promulga el Privilegio General que prohibía a los judíos desempeñar cargos que implicaran soberanía sobre los cristianos o que tuvieran relación con materias judiciales, como hemos visto antes con la figura de Muça. Ésto no fue llevado a la práctica, por lo menos, inmediatamente.
La segunda vez que se reúnen las Cortes en Tarazona es el 7 de mayo de 1484, en las que el rey Fernando (el futuro rey Católico), que “con su acuerdo el papa había resuelto llevar a cabo también en los territorios del reino aragonés inquisiciones en relación con las herejías judaica y musulmana”, es decir, se establece el Tribunal de la Inquisición.
Hay que agregar que el tribunal del Santo Oficio, cuya sede era el palacio episcopal, tuvo una labor ingente, pues se procesa a miembros de las familias conversas de los Santa Fe, los Santángel o los Santa Cruz, pero también a familias sin claros indicios judaicos, como los Aibar, Andrés, Casado, Cortés, Cubero, Liñán, López o Pomar.
En cuanto a la vida interna de la aljama tenemos un documento conservado en la Biblioteca Nacional en Jerusalén, en la que consta que la aljama de Tarazona constaba de 52 hogares que nos permite calcular entre 210 y 235 personas que en el siglo XV se incrementa hasta unas sesenta familias.
La aljama tenía su autonomía como queda de manifiesto en un documento en el que queda plasmada la toma de posesión del Baile, en el que se compromete a “lealment sevar et guardar a la dita aljama segund ley de judios”, así las aljamas podían promulgar “hordinamientos”, “ a proveyto et utilidad de los ditos jodios”.
Así una de ellas en 1285, prohibía que se utilizara ropa de tonos claros y pastel u otra de 1378 que también prohibía que los niños estrenaran vestidos al ser circuncidados.
La organización de las aljamas, a partir del siglo XIV, se asentaba en la asamblea, el Consejo y los adelantados, con los que colaboraban diversos funcionarios, sobre todo en tareas administrativas.
Localización del barrio judío de Tarazona.
En realidad, podemos decir que hay dos barrios, uno llamado Judería Vieja y otro, Judería Nueva.
Arco de la Judería
Comencemos por la Judería Vieja. El nombre se empieza a utilizar a partir del siglo XV, pues en la Edad Media en esta zona, eran denominados “jodaria”o “hebreismo”, y se debe a la contraposición con la “nueva”.
Se asentaba esta judería a los pies del castillo de la Zuda, fortaleza musulmana que después de la reconquista pasa a manos cristianas.
Ocupaba un espacio descendente que incluiría las calles de los Aires, Judería, Rúa Alta, Rúa Baja y su prolongación en la plaza de los Arcedianos.
Vista de la Judería de Tarazona
Como se ve, la idea de nombrar las calles en la Edad Media responde a hechos prácticos y culturales, mientras que en siglos posteriores se viene a nombrar las calles con acontecimientos o personajes sobresalientes.
Como todas las juderías tenía una serie de puertas que la aislaba del exterior, así la puerta de la Plaza Nueva, en las inmediaciones de la Plaza de España, La Porticiella, que se ubicaría en la calle Rúa Alta, en la zona próxima a la antigua morería y la Puerta debajo de la Zuda, también en la Rúa Alta, enfrente del Centro de Estudios Turiasonenses.
Es de destacar que en la construcción de estas calles se cumplió lo que se establece en el tratado Baba Batra, que establecía que “si uno construye un muro frente a la ventana de su prójimo ha de guardar siempre cuatro codos, para no fisgonear al vecino y no le prive de la luz”, hay que explicar que el codo aproximadamente equivale a 45 centímetros.
En las construcciones que se conservan, podemos observar como las fachadas exteriores son muy sencillas, teniendo acceso a las viviendas a través de un patio interior vecinal.
La calle Judería, sería donde vivían los artesanos más modestos, mientras que en la Rúa Alta, vivirían los sectores más acomodados, pues según nos indican documentos de la época pagaban el triple de rentas a la Seo, propietaria de la mayoría de las fincas urbanas de la zona.
En cuanto a la ubicación de la sinagoga o sinagogas, hay un documento fechado en 1410 que nos habla de una sinagoga mayor y de otra más modesta.
En la actualidad se tiene localizada una posible sinagoga en la Rúa Alta de Bécquer, que consta de una nave, orientada hacia Jerusalén, cubierta de madera a doble vertiente y a la que se accede por un patio, uno de cuyos arcos está cegado.
Rúa alta de Bécquer
Se conservan las ventanas que iluminaban la sala, pero que en la actualidad también están cegadas.
Ventanas cegadas de la Judería de Tarazona
En la parte superior, dispone de una galería, llamada “sinoga de las mulleres”.
Es de destacar que la vivienda anexa perteneció a la familia de los Casanate, que eran conversos emparentados con los Santángel, en cuyo patio interior existen unos capiteles, que para algunos representan una menorah.
En la Plaza de los Arcedianos, tiene su sede la Asociación de Amigos de la cultura judía de Tarzona “Moshé de Portiella”, en la que se ha puesto en funcionamiento un Centro de interpretación de la vida judía en Aragón, con unos interesantísimos paneles explicativos sobre la historia del pueblo judío, el ciclo de la vida, festividades y celebraciones así como un memorial con los apellidos de los que habitaron allí durante la Baja Edad Media.
En cuanto a la Judería Nueva, su primera certificación se remonta al año 1440 y parece que tiene su origen en la necesidad de alejar del centro de la población cierto tipo de trabajos que eran insalubres, tales como las curtidurías.
Este nuevo emplazamiento se realizaría en torno a la placeta de Nuestra Señora o de Santa María, que en los documentos anteriores aparece como Judería Nueva.
Hay que decir que es la época de la segregación forzosa, cosa que se lograba por una puerta de doble cierre que se conoce como Arco de Santa Ana, y que se sitúa en el último tramo de la calle Madorrán.
Esta plaza se convirtió en una de las más populares de Tarazona, pues no olvidemos que además está próxima a la catedral.
Hay un testimonio que recoge la estupenda Guía de la judería de Tarazona, que edita Aragón Espacio Sefarad y que coordina Javier Bona, al que tuvimos el placer de saludar no hace mucho, que dice como sigue:
“Como declaraba la mujer de Pedro Lamata ante los inquisidores contra la madre de Ximeno Cabrillas, cuando hun judio hovo a preycar en la plaça de la juderia nueva, y ahí fueron muchos a oyr el sermón, vido como en un mirador con ella estava una judia, y quando el judio dezia ciertas palabras en hebraico y alçava y baxava la cabeza, por consiguiente alçava y abaçava la cabeza”.
En la catedral, que se encuentra a poca distancia de esta plaza, podemos admirar una interesantísima colección de pergaminos, cerca de cuarenta, que se utilizaron como cubiertas de códices y manuscritos. Estos documentos reposaban en el archivo de la catedral como consecuencia del edicto inquisitorial de julio de 1492. La temática de éstos es en su mayoría bíblica, algunos procedentes de la sinagoga y otros de propietarios privados, pero también se han rescatado una página de la Haggadah, unos versículos del Moed Katan (Días de Media Fiesta) del Talmud de Babilonia, un Midrash Rabbah anotado y un pequeño tratado de medicina, un texto aljamiado, escrito en lengua árabe pero con caracteres hebreos, lo que apoyaría la idea de la existencia de una pequeña escuela de traductores similar a la que hubo en Tudela.
Para acabar nos parece imprescindible citar el monumental trabajo realizado por Miguel Ángel Motis Dolader, que recoge en su obra de dos tomos “Los judíos de Tarazona en el siglo XIV” , editada conjuntamente por Aragón Espacio Sefarad, el Centro de Estudios Turiasonenses y la Diputación de Zaragoza en el año 2004.
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