Theodor Eicke, el criminal cerebro de los campos de concentración y de los guardias SS
LUZ Y OSCURIDAD BAJO EL NAZISMO, CON FERNANDO NAVARRO GARCÍA – Himmler nombró a Theodor Eicke comandante de Dachau en 1933, a él, un “lunático peligroso” (así fue calificado en el momento de su ingreso en una institución de salud mental, pocos meses antes de ese nombramiento) quien repicaría sus inhumanos métodos concentratarios –“el objetivo era destrozar psicológica, moral y físicamente a los prisioneros” “Sólo importa una cosa: la orden dada”- en campos como Sachsenhausen, Buchenwald, Mauthausen o Ravensbrück.
Verdugo de Róhm, el molesto y ya prescindible jefe de las SA, y tras convertirse primero en SS-Gruppenführer y después en formador y organizador( como Comandante de la primera división SSTotenkopf), de las temibles y asesinas unidades “de la calavera”, es nombrado General de las SS y General de las Waffen-SS poco antes de morir en febrero de 1943 al ser derribado su avión por el ejército soviético.
Considerado un héroe por el nazismo, pronto la Wehrmacht denuncia sus métodos criminales también entre los suyos, al hacerse evidente por el cuantioso números de bajas alemanas -en la Operación Barbarroja la división Totenkopf perdió a 12.000 de los 17.000 hombres que la componían- su desprecio por la vida humana. El desprecio de un loco asesino responsable de miles de muertes.