“Two men”, un español y un israelí danzan juntos

EL TELÓN Y LA ESTRELLA – En Two Men dos hombres sobre el escenario pueden ser dos amigos, dos hermanos, dos amantes…son Daniel Abreu e Ido Tadmor, dos bailarines que se encontraron y decidieron que querían trabajar juntos. Y lo han hecho en el marco de la conmemoración del 30 aniversario del establecimiento de relaciones diplomáticas entre España e Israel. Dos identidades con múltiples conexiones que se han hecho danza en este espectáculo que se podrá ver de nuevo este día 3 en el Teatre El Musical de Valencia y el próximo 7 de diciembre en la International Dance Week de Jerusalén. En el suelo, en el aire, Two Men.

“Two Men-work in progress, es el resultado del encuentro entre ambos creadores, en colaboración con diferentes instituciones como el Machol Shalem de Jerusalén, la Embajada de Israel en España, la Comunidad de Madrid, la Embajada de España en Israel, y el Auditorio de las Artes de la UC3M.

El proyecto nace por la necesidad que ambos coreógrafos tienen de mostrar al público español e israelí, los múltiples factores culturales que nos unen, más allá del vínculo histórico del judaísmo español. La Danza Contemporánea israelí, como la española, han adquirido en los últimos años una importancia internacional fuera de toda duda. Tadmor y Abreu, conscientes de la necesidad de dar a conocer tales coincidencias artísticas, han compuesto un trabajo que desde la interioridad se va creciendo hacia el encuentro exterior. Dos formas de expresión caracterizadas por la calidez y rotundidad de sus gestos.

Ambos se posicionan en un espacio que describe la vida intercultural en un movimiento paso a paso, donde el cuerpo se adapta a los sacrificios de muy diferentes maneras para hacernos fuertes y volátiles a la vez. Mientras uno recrea un vuelo en el aire, el otro lo hace en el suelo.

Cuadros poéticos sobre el ser hombre. La fragilidad masculina enmarcada en danzas, ritos y manifestaciones culturales que cuestionan en todo momento la fortaleza y el poder.
Ido es israelí, proviene de una cultura muy distinta a la española, la de Daniel. Ambos se posicionan en un espacio que entiende el cuerpo y los sacrificios del día a día de distintas maneras, pero imprescindibles para ser fiel a lo que nos viene dado sin preguntar, la identidad.
Los dos se comprometen a usar el cuerpo y es este uso el que les alimenta y les desgasta.
Una de las preguntas de este trabajo es qué nos hace más fuerte, y la respuesta son cuadros en movimiento”.

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