Un soldado israelí nunca está solo
LA LUPA, CON PASCAL ROY – En esta ocasión, Pascal Roy nos habla de un fenómeno exclusivo del ejército israelí: los soldados solitarios (jayal boded, en hebreo): jóvenes que cumplen el servicio militar sin contar con familiares directos en el país. Este aparente “desamparo” que se traduce, por ejemplo, en la falta de un hogar al que retornar durante los asuetos y al licenciarse lo compensa la sociedad israelí con el cariño y acogida de estos chicos y chicas en edades en torno a los 18 o 19 años. Sirva de ejemplo las visitas que la ONG Keren Hayedidut ha organizado para que los de origen ucraniano puedan visitar a los parientes que han quedado defendiendo su país de la invasión rusa en la capital de una de las naciones fronterizas, en Kishinev, la capital de Moldavia. Sin embargo, del total de entre 5 y 7 mil soldados que cada año responden a esa categorización de “solitarios”, un 40% sí que tienen familia en el país, pero en un entorno abiertamente hostil a su participación en el ejército: los jaredím o judíos ultraortodoxos, lo que supone una enorme dosis de soledad también para ellos. Las iniciativas para acompañarlos y que no se sientan solitarios son muchas y ampliamente secundadas por la mayoría de la población, como puede apreciarse cada vez que algunos de estos soldados cae en combate y centenares de israelíes que no lo han conocido, comparten la ceremonia de su despedida fúnebre (en la imagen, tres de estos soldados solitarios caídos en combate).