EL MARCAPÁGINAS – Es éste un testimonio de mujer, de una mujer que logró sobrevivir a los terribles tiempos de la Segunda Guerra Mundial y sus totalitarismos. Y como nos dice Julián Rodríguez de Editorial Periférica Una mujer en el frente es la plasmación de una afirmación,de una decisión vital de la propia Alaine: “Se ha de escribir todo. Todo y desnudo”.
Leemos en Periférica: “Una mujer en el frente, traducido hasta ahora a numerosas lenguas menos al español, narra la historia del primer matrimonio de la autora: la boda y la luna de miel de una joven ingenua e inteligente y un hombre de letras egoísta. La guerra los separa y Alaine pasa varios meses en el frente, ahora presa de los alemanes, luego víctima de los rusos. Su marido la da por muerta, pero ella no se rinde, sobrevive a la violencia, las enfermedades y la indiferencia de sus seres queridos. Estas ganas de vivir, esta sinceridad dan una fuerza conmovedora a un texto tan terrible como hermoso, uno de los testimonios más valientes, sin duda, de la literatura centroeuropea de todos los tiempos.
Una mujer en el frente es, además de un homenaje a las supervivientes de la Segunda Guerra Mundial, una novela sobre las brutalidades que han cometido los hombres contra las mujeres a lo largo de la historia. Pero Polcz nos habla siempre con una equidad que nos sorprende por su generosidad y justeza; es difícil, muy difícil, tener el valor suficiente para contar cómo fue aquel infierno y mantener viva la capacidad de perdonar. Hay belleza a raudales en estas páginas, incluso en medio del lodo, incluso bajo las bombas. Entre tanto sufrimiento hay palabras aquí para la esperanza.
En 1991, en plena transición política, cuando las tropas rusas comenzaban a dejar el país, se publicó Una mujer en el frente: Alaine Polcz hizo estallar cuarenta años de silencio absoluto sobre los sufrimientos de la población femenina y sobre la violencia brutal de los soldados rusos durante la guerra. Es poco decir que el libro tuvo un éxito inaudito; para muchas lectoras (se trataba de 200.000 mujeres violadas, unas contagiadas con gonorrea, otras embarazadas) fue un alivio y una recompensa, y consiguió que el embajador ruso pidiera perdón por las atrocidades cometidas por el ejército soviético en el pasado. «Este libro», según la propia autora, «nació de una grabación. Una amiga tuvo una crisis matrimonial y decidí contarle mi historia para consolarla. La grabé en una cinta y se la entregué. Después de escucharla me dijo: Sabes que tienes que publicarlo. Y así fue.»”.