SEFER: DE LIBROS Y AUTORES – Una obra teatral, una novela, una conexión entre ambas obras -la persecución de los judíos- y un autor Francisco Uría, que alerta de situaciones que no se deben jamás repetir: “mucho cuidado con las palabras, que preceden a las bayonetas, cuidado con la radicalidad y los extremismos”. “Olvidar no nos va a proteger,  los jóvenes deben conocen nuestra historia”.

En la obra teatral (actualmente en cártel) “Varsovia 1939” los personajes de Uría conversan con “una humanidad que se sobrepone al horror”. En la novela La pequeña librería de Stefan Sweig, el genio -en una escala en su viaje de huida a América- observa el escaparate lleno de libros nazis de una pequeña librería en Vigo. Y decide entrar para un breve encuentro decisivo. Francisco Uría imagina para narrar la verdad en estas dos piezas que nos hablan de tolerancia  y amistad.  

Varsovia 1939. El corral de Lope (Madrid, hasta el 25 de marzo) El 1 de septiembre de 1939 Polonia fue invadida por Alemania. Unos días más tarde, también lo fue por la Unión Soviética. Se inició así la Segunda Guerra Mundial y una tragedia que costó millones de muertos. Ecos de aquellos terribles sucesos alcanzan hasta el día de hoy y noticias que leemos cada día en los periódicos no pueden interpretarse correctamente sin recordar esa parte de la historia.

Esta obra parte de un personaje real, el Primer Ministro polaco de la época y dos de sus más grandes amigos. La acción transcurre en Varsovia, pocos días u horas antes de la invasión alemana, cuando la guerra ya se presentía, pero lo que se cuenta no son los hechos sino como afectaron a sus protagonistas. Esta obra es, sobre todo, una historia de amistad, de personas que deciden anteponerla a sus deberes de toda índole. Frente al mal absoluto algunas personas optan por el bien y otras no. Todos podemos y debemos elegir

La pequeña librería de Stefan Sweig. Ed. Berenice En el verano de 1936, el barco que llevaba al gran escritor Stefan Zweig rumbo a América hizo escala en el puerto de Vigo. Con los dramáticos ecos de la Guerra Civil resonando en el ambiente, el celebrado autor de “El mundo de ayer” paseó por las calles de la urbe gallega entrando en contacto con una realidad no muy distante de los totalitarismos que le habían forzado a abandonar, desencantado, su amada Europa. En el curso de ese paseo, Zweig se detendrá ante el escaparate de una pequeña librería y conocerá a su propietario, Ramón, un hombre que, como él, es consciente del inmenso tesoro que supone la literatura. Ese encuentro será el germen de una fugaz pero valiosa amistad, cuyo legado se extenderá en el tiempo mucho más de lo inicialmente previsto. Con este escenario Francisco Uría despliega la trama de un relato que emociona al lector casi desde la primera página. Con un estilo claro y sugerente, el autor nos sumerge en una atmósfera de marcado encanto, no exenta de cierta nostalgia, en la que se sirve de una galería de variopintos personajes para fabular sobre el paseo de Zweig en la Ciudad Olívica, en una historia en la que los libros y los recuerdos juegan un papel esencial.