“Violín y otras cuestiones”, de Juan Gelman
CARTAS DE BABEL – Juan Gelman, escritor, militante por un mundo mejor, considera la Poesía como una forma de cambiar el mundo y la propia “palabra “. “La verdadera Patria, dice, es la Lengua, porque allí, al fin, todos nos encontramos”. La soledad de su propio exilio, le empujó a entrar en el pasado de las lenguas (en aquellas lenguas, exiliadas también) como el castellano antiguo, el romanesco, el judeoespañol…etc., escribiendo sobre ello. Estudió también a los místicos y la Cabalá. La Poesía, dice Gelman, “solo por existir, es Resistencia…es…palabra calcinada, es…el es…la utilidad de lo inútil “ , …el árbol sin hojas.. que da sombra”.
“Violín y otras cuestiones” fue editado en 1956 por Gleizer (el más viejo y ultimo romántico de los editores). Este libro de poemas es un mensaje escrito a los cuatro rumbos de la Esperanza. Gelman inicia con esta obra la colección “El pan Duro “. Juan Gelman nace en Buenos Aires en 1930, de padres judíos inmigrantes de origen ucraniano, y muere con 83 años en la ciudad de México en 2014. Sus primeros poemas los escribe a los 8 años, comenzando a publicar a los 11. A los 17 deja su carrera de Químicas para dedicarse de lleno a la Poesía. Trabajó como camionero, empleado de fábrica de muebles, vendedor de automóviles, traductor para la Unesco, como periodista y escritor. En 1976, se vio obligado a exiliarse en Roma, Paris, España, Managua, Nueva York y México, lugar donde fijó su residencia.
En “Violín y otras cuestiones”, ya está presente lo lirico y lo social, lo real y lo imaginado, su interés por lo profundo con idea de llegar a la verdadera conciencia a través de sembrar dudas y cosechar certidumbres. Juan Gelman en todas sus obras pregunta y se cuestiona así mismo. Este libro fue vendido ejemplar por ejemplar, tanto por el autor como por sus compañeros del colectivo “El pan duro”. En esta obra, Gelman pone de manifiesto que lo mágico es el sonido, afirmando que la palabra poética no es cualquier palabra, que lo
importante es el ritmo y el sonido, reafirmándose en que uno no escribe poesía, sino que es escrito por ella. La marca que le dejó su hermano Boris leyéndole en ruso poesía de Pushkin (que él no entendía) pero cuya música creó una resonancia interior, más el aprendizaje del piano, es posible que le llevaran a escribir poesía.
Juan Gelman recibió numerosos premios: El Juan Rulfo, El Ramon López de Larde (concedido por primera vez a un poeta no mexicano), El Reina Sofía de poesía iberoamericana, el internacional Nicolás Guillen, así como el Premio Cervantes de literatura en lengua castellana. Pocas veces se ha visto en la poesía una conjunción tan sorprendente de texto y contexto, de política y arte. Poeta judío por tradición y cultura, no por religión, Juan Gelman es difícil de encasillar en una determinada corriente literaria. Para el autor, la ausencia y el exilio son dos formas de expresión, de exploración y de búsqueda.
Texto y lectura de extracto: Concha Gómez y Carlos Álvarez Vara